Hace poco tiempo, se cumplió el centenario de la Declaración Balfour, un documento que cambió la historia de Medio Oriente para siempre y que desencadenó uno de los conflictos más difíciles de resolver de los tiempos modernos.
La Declaración Balfour fue el documento en el que por primera vez el gobierno británico respaldó el establecimiento de «un hogar nacional para el pueblo judío» en Palestina.
Sin embargo antes de esa declaración, se debatieron otras opciones territoriales para establecer un futuro Estado judío, menos controvertidas, y seguramente más viables.
La Declaración Balfour fue hecha a través de una carta enviada por el ministro de Exteriores británico, Arthur Balfour, al barón Lionel Walter Rothschild, un líder de la comunidad judía en Gran Bretaña.
La idea de establecer «un hogar para el pueblo judío» parte del I Congreso Sionista celebrado en Basilea en 1897, relata José Antonio Lisbona, historiador y experto en Historia del Judaísmo Contemporáneo.
En ese primer momento, había una línea dentro de los pensadores judíos que considera que lo importante es tener un Estado para que dejen de ser perseguidos.
Otros, en cambio, son defensores desde el primer momento de establecer ese futuro Estado en Palestina, argumentado los vínculos históricos del pueblo judío con ese territorio