El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, tiene nuevo enviado personal para el Sáhara Occidental: el veterano diplomático Staffan de Mistura, que tras mediar en Siria, Irak o Afganistán, ahora debe bregar con uno de los conflictos más longevos del escenario internacional. La situación sobre el terreno se ha deteriorado en el último año, con el regreso de las hostilidades entre Marruecos y el Frente Polisario. A ello se suma un volátil escenario regional, con Marruecos y Argelia enzarzados en una escalada de tensiones; las sacudidas de la decisión estadounidense de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental todavía reverberando por todo el norte de África y Oriente Próximo, y una relación entre la Unión Europea y Marruecos (y entre Madrid y Rabat) propensa al desencuentro.
Además, no hay que olvidar la candente polémica, que existe en España, por la postura del Rey Emérito, Juan Carlos I , de exiliarse a los Emiratos Árabes Unidos, ( Dubai ), hasta que se solucionase su situación jurídica. No olvidemos, mientras no estaba en situación de inviolabilidad, porque no debe olvidarse, que en 1976, el entonces Jefe del Estado, por gracia de su antecesor el dictador Francisco Franco, lo primero que hizo, como actuación de primer representante del estado español, fué irse a Al Aaiún, arriar la bandera española, en contra de la voluntad del ejército español de entonces, y entregar en acto de traición, el Sáhara Español, ahora Occidental, a Marruecos y Mauritania, y luego Marruecos, se quedó el 100 % del territorio, a cambio, de que en la Constitución Española de 1978, se observase, la TOTAL INVIOLABILIDAD del Jefe del Estado, es decir, en esos momentos, Juan Carlos I, mientras estuviese en la Jefatura del Estado. Y así le ha ido, al Sáhara Occidental, y a España…