Cuatro años después de que la ley de nacionalidad española para los judíos sefardíes fuese aprobada por las Cortes y cuando solo faltan unos meses para que termine su vigencia, miembros de esta comunidad en todo el mundo (desde Nueva York hasta Zimbabue) reciben esta ciudadanía.
«Todo el proceso me llevó un año y medio, pero justo acabo de recibir la nacionalidad. Mi mujer es española y tenía ilusión por poder volver a lo que fueron las raíces de mi familia», explicó un judío sefardí nacido en Tánger (Marruecos) y residente en Nueva York
El neoyorquino, es uno de los en torno a 10.000 judíos sefardíes que desde que la ley entró en vigor en octubre de 2015 han conseguido la nacionalidad española o están en proceso para ello, según las cifras más recientes del Ministerio de Justicia.
Esta medida, concebida como una «reparación histórica» del decreto de expulsión de los judíos promulgado por los Reyes Católicos en 1492, permite a aquellas personas de origen sefardí que puedan acreditarlo (mediante documentación e investigaciones genealógicas), obtener la nacionalidad española si también demuestran conocimientos de lengua castellana y la realidad sociocultural española.
Desde el Instituto Cervantes, organismo que se encarga de elaborar los exámenes, indicaron que un «elevadísimo» número de quienes se presentan reciben la calificación de «apto», en unas pruebas en que se les pregunta, por ejemplo, cuántos senadores eligen las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla o quién escribió La Casa de Bernarda Alba.
Uno de los casos más particulares que se han dado en estos cuatro años, explicó el director del Centro Sefarad–Israel, Miguel de Lucas, fue la obtención de la ciudadanía española por parte de una sefardí de Zimbabue.
«Hemos acompañado todo el proceso de la ley desde su mismo origen y cuando hay un caso especial de alguien muy alejado de España que de otro modo no tendría ninguna posibilidad, les asesoramos. El caso de Zimbabue nos pareció importante porque era especialmente exótico», apuntó De Lucas.
El director del Centro Sefarad–Israel (dependiente del Ministerio de Exteriores de España) recordó que en el momento en que se aprobó la ley «se generó la idea de que iba a haber una avalancha con tres millones de candidatos potenciales», algo que «no ha ocurrido», ya que las cifras de solicitudes están siendo mucho más modestas.
Hay casos de verdadera investigación de la genealogía familiat, como la de un ciudadano británico que hizo un trabajo de investigación sobre su familia que le llevó a Burdeos, Ámsterdam y Hamburgo y recurrió también a un registro conservado en el Reino Unido de nacimientos, casamientos y fallecimientos de las comunidades española y portuguesa.
«Desde el momento en que empecé el proceso de solicitud, me he involucrado cada vez más emocionalmente en ello. Mi motivación en estos momentos es todavía mayor a causa de todo lo que he descubierto sobre mi familia y sus vínculos con Sefarad (España, en hebreo)», indicó Black en un perfecto español.